Sobre
la esclavitud de la caída
De
la reflexión de JM de Prada, en su articulo: “Esclavitud” en el
semanario “XL-semanal”, copiado a continuación, del 7 de febrero
2014. Dice así:
“En
alguna ocasión hemos señalado que el principal error del
economicismo clásico consiste en afirmar que el egoísmo es el motor
de las relaciones económicas; y que la mera agregación de egoísmos
personales garantiza, cual mano invisible, el funcionamiento del
mercado.
En esta doctrina subyacen dos errores concurrentes: uno de raíz
teológica, que concibe la naturaleza caída del hombre como
naturaleza incapacitada para obrar generosamente, ejerciendo su libre
albedrío;”
Esto es un desconocimiento de lo aportado por los grandes
teólogos católicos entre ellos San Agustin y Sto Tomás de Aquino.
Ellos en sus tratados sobre el libre albedrío (2,3) distinguen
claramente entre la imposibilidad para el hombre de hacer el BIEN y
su capacidad para obtener, eso si disminuida, cosas buenas, en cuanto
a su hacer material. Las cosas materiales, formas del hacer humano,
son transformaciones de la materia en busca de mejoras para la vida
práctica humana. Pero el bien en sentido estricto no le es posible
sino a través de la gracia divina, la cual debe ser pedida y
aceptada por uno, cuando le es dada. Aunque Dios nunca deja de
escuchar y otorgar aquello que se le pide de manera correcta y fiel,
para dárselo a aquellos que buscan el bien de los demás con sus
obras, de manera recta y justa. El “sin mí nada podéis” (4) hace
referencia a ello y nos habla de la continua injerencia en el hacer
humano del Ser que es TODO, eso si, con la liberad humana ejerciendo
su consentimiento a sus sugerencias.
No
es válido el afirmar como un error, la doctrina de la caída del
hombre y su incapacidad para obrar el BIEN; dado que en la dimensión
espiritual, el “funcionamiento” de aquello apto para lograr lo
bueno, no es lo mismo que en la dimensión de lo material; el “homo
faber” y el “homo espiritualis” parten de dos realidades
subyacentes en la dimensión humana que están en “simbiosis”
dentro de nosotros pero son perfectamente distintas. Cuando se habla
de la “humanum opera” se está presuponiendo el hacer humano en
el plano de realización de las obras estrictamente materiales; pero
aquellas obras que son determinantes por el espíritu, esto es:
válidas para la realización, aumento o beneficio de la parte
espiritual, no son del mismo tenor que las materiales, pues su
dimensión es distinta. En el articulo citado se mezclan ambas: el
bien material como el bien a nivel espiritual. Es decir, como
ejemplo: por un lado la necesidad y derecho humano a tener una vida
digna mediante un salario justo; y la voluntad “torcida”,
contraria a la del verdadero Bien, de aquellos que pudiendo hacerlo
no lo hacen. Es el egoísmo de su ser, determinado en definiciones de
vida discordantes con la armonía y la verdad intrínseca, de la
dimensión espiritual humana. La primera parte, es un postulado del
deber ser material y el otro una actitud contraria a la parte de la
CARITAS humana; esta última, definida en un una persona o personas
determinadas. La primera es justa y correcta, pero no realizada a
nivel material, por el egoísmo de la persona o personas humanas que
pudieran hacerlo realidad; y esto, se debe a la “caída”, lo
queramos o no, del hombre individual. Es más, los postulados
generales de bienes que deberían ser y no suceden, se deben a la
actitud de egoísmo, ambición, deseos de “tener más” y muchas
otras motivaciones humanas que sólo contemplan “el bien de sí
mismo” y no tienen en cuanta el del otro. Y todas estas
definiciones vitales vienen de un denominador común: la caída del
ser humano, al apartar su voluntad de bien de la verdadera voluntad
de BIEN propia de Dios.
- San Agustin de Hipona.
- Sto Tomas de aquino
Suma
Teológica
Primera
sección de la segunda parte
(Prima secundae)
(Prima secundae)
Parte II-I (teológica-moral)
Artículo 2: ¿Puede el hombre querer y
hacer el bien sin la gracia?
4.
Jn
15,5b
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