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Todas las fotos de este blog son propiedad y fueron hechas por Jorge Eduardo Lastra Nedwetzki y algunas,de la portada, por Arturo Guillermo Lastra Nedwetzki; menos la del crucifijo a la izquierda y la de Sor María Consolata en la entrada 018.

lunes, 2 de enero de 2023

00.23 SOBRE EL INFIERNO








Sobre el infierno



El infierno es una realidad, es tan real como la vida misma; pero no es Dios quien lo hace, aunque si sustenta en el ser a los seres que lo provocan y en cierta manera lo hacen. Los ángeles que se apartaron de Dios son criaturas espirituales, es decir de energía pura, la energía es luz y la luz es fuego. El infierno está formado por los ángeles malos que así como en la tierra hay lugares donde parece que la maldad es endémica y la vida es un “infierno” así en el plano espiritual la maldad y el odio a Dios de los seres excluidos por propia voluntad, del amor al Ser de Seres, forman un entramado de dolor, horror, terror y lo peor de aquello que puedan lograr, donde los seres que van allá participan en ello de varias formas y maneras. No es algo de palabras ni formas ni decires, es la realidad de la negación del Amor Infinito de Dios que quiere ser amado por los seres espirituales que hizo libres. Y por los cuales dio su vida y sufrió la tortura de la cruz. Dios hizo por nosotros, todo lo posible para que nos salváramos de ese infinito horror; es el hombre que se condena a sí mismo al negarle al Amor su amor.

El infierno es eterno, es decir sin fin, durará para siempre, sin tregua y sin esperanza. La Biblia, todos los grandes teólogos católicos, el magisterio de la Iglesia, el catecismo de la Iglesia católica, así como las visiones de los santos, lo confirman y declaran de manera explícita. Veamos la visión que Santa Faustina Kowalska tuvo de esa realidad, narrada por ella misma:

Hoy, relata Sor Faustina, he estado en los abismos del infierno, conducida por un ángel. Es un lugar de tormentos, ¡qué espantosamente grande es su extensión! Los tipos de tormentos que he visto: el primer tormento que constituye el infierno, es la pérdida de Dios; el segundo, el continuo remordimiento de conciencia; el tercero, que aquel destino no cambiará jamás; el cuarto tormento, es el fuego que penetra al alma, es un tormento terrible, un fuego puramente espiritual, incendiado por la indignación divina; el quinto tormento, es la oscuridad permanente, un horrible y sofocante olor; y a pesar de la oscuridad los demonios y las almas condenadas se ven mutuamente y ven todos el mal de los demás y el suyo; el sexto tormento, es la compañía continua de Satanás; el séptimo tormento, es una desesperación tremenda, el odio a Dios, las imprecaciones, las maldiciones, las blasfemias. Estos son los tormentos que todos los condenados padecen juntos, pero hay tormentos particulares, que son los tormentos de los sentidos. Que el pecador lo sepa: con el sentido que peca, con ese será atormentado por toda la eternidad. Lo escribo por orden de Dios para que ningún alma se excuse diciendo que el infierno no existe o que nadie estuvo allí, ni sabe cómo es. Yo, Sor Faustina, doy testimonio de que el infierno existe y que la mayor parte de las almas, que allí están, son las que no creían que el infierno existiera”. Y Sor Faustina concluye: Cuando volví en mí no pude reponerme del espanto: qué terriblemente sufren allí las almas. Por eso ruego con ardor por la conversión de los pecadores e invoco incesantemente la misericordia de Dios para ellos. Oh Jesús mío, prefiero agonizar en los más grandes tormentos, que ofenderte con el menor pecado".

En Fatima los tres niños vieron el infierno y Lucia, la mayor, lo relata de la siguiente manera:  "Al decir estas palabras, abrió de nuevo las manos como en los dos meses anteriores. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) parecía penetrar en la tierra y vimos un como mar de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fueran brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que fluctuaban - en el incendio llevadas por las llamas que salían de ellas mismas juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados - semejante a la caída de pavesas en los grandes incendios - pero sin peso ni equilibrio, entre gritos y lamentos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros tizones en brasa"

La terrible realidad debe ser dicha, redicha y bien explicada para que no quepa duda de su existencia real; pero a la vez es necesario recalcar la misericordia de Dios que no quiere que ninguna de sus hijos padezca y pueda caer en ese infinito mal.

Dios quiere la salvación de todos y de cada uno; por eso existe la confesión que perdona los pecados mortales; la eucaristía que  ayuda a no pecar más; la misericordia de la comunión de los nueve primeros viernes, dicha por Jesús a Sta Margarita Maria Alacoque en Paray-le-Monial (Francia en el siglo XVII),  que concederá la gracia de la salvación a quienes la  cumplan; la comunión de los  cinco primeros sábados que María, madre de Jesús y madre nuestra, enseñó a los videntes de Fátima, con la promesa de asistencia, por lo menos en la hora de la muerte, a quienes la cumplan aunque sea una vez. También en los últimos tiempos la inmensa gracia dicha a sor María Consolata Bertrone, de la frase: “Jesús María os amo, salvad a las almas”(1).Y muchas formas y maneras de salvarse del infierno uno mismo e inclusive de salvar a los demás. Así, también, la promesa de las tres ave marias: 
"La virgen prometió a  Santa Matilde y a otros santos que quien rezara diariamente tres avemarías, tendría su auxilio durante la vida y su especial asistencia a la hora de la muerte, presentándose a esa persona en su hora final con el brillo de una belleza tal que el solo verla lo consolaría y le comunicaría las alegrías del cielo.(2)"

No dudemos de la fuerza que tienen todas estas promesas; son reales y válidas y, al aprobar la iglesia las apariciones, por lo menos las de Paray-le-Monial y las de Fátima y de canonizar o beatificar a las videntes, confirma su aceptación de las promesas, con carácter de creencia a nivel personal.(3)


(1) Ver en este Blog, lo referente a la promesa a Sor María Consolata Bertrone. (Entrada 00.18). 
(2) Haciendo "clip" con el botón izquierdo del ratón sobre su nombre, se puede completar la información relativa a estas  Santas. 
(3) http://www.corazones.org/diccionario/infierno.htm
 

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