ADVERTENCIA.


La fecha del año en las entradas ha sido modificada.

Advertencia

Todas las fotos de este blog son propiedad y fueron hechas por Jorge Eduardo Lastra Nedwetzki y algunas,de la portada, por Arturo Guillermo Lastra Nedwetzki; menos la del crucifijo a la izquierda y la de Sor María Consolata en la entrada 018.

domingo, 31 de octubre de 2021

00.14 EL DESARROLLO DEL PUEBLO DE DIOS (ISRAEL)




EL DESARROLLO DEL PUEBLO DE DIOS.

 Primera parte (Israel)

Primera etapa

La escogencia de un pueblo por Dios para realizar la Redención de los hombres y las naciones; pasa por la primigenia llamada a un hombre cuyo nombre es Abram. A dicho hombre, le pide que se marche de Ur, en la antigua Caldea y se vaya hacia el oeste a un país “donde mana la leche y la miel” (Ex 3,8). Abram acepta y llevando a su familia y ganados, (pues era pastor nómada, aunque asentado en Ur), se dirige hacia Canan (Canaán en arameo) en el oeste. Su esposa, llamada Sarai, era estéril por lo cual Abram no tenía hijos; pero Dios le hace una promesa: que multiplicará su descendencia “como el polvo de la tierra”  (Gn, 13:14-17). Ya en la ancianidad Sara (nombre cambiado por Dios) concibe y tiene un hijo al cual llama Isaac (el que hará reír), ya que su madre se rió cuando Dios le anunció que sería madre.
Isaac se casa con Rebeca su pariente y tiene dos hijos: Esaú y Jacob: Jacob huye de su hermano a quien a “robado” la primogenitura de la bendición de Abraham (nombre que le dio a éste Dios cuando hace su alianza con él), engañado a su padre Isaac y se marcha a casa de su pariente (tío, hermano de su madre Rebeca) Laban. Luego de 14 años trabajando para su tío y habiéndose casado con las dos hijas de éste: Lea y Raquel. Parte con sus hijos, ganado y sirvientes hacia Canaán, donde está su hermano Esaú; habiendo hecho las paces con él, se instala y permanece en ésa tierra hasta que una hambruna los obliga a ir a Egipto donde está como gobernador, después del Faraón, su hijo José; quien había sido vendido por sus hermanos a unos mercaderes ismaelitas, los cuales lo negociaron como esclavo a los egipcios; y, por obra de Dios, había sido elevada a la máxima jerarquía posible por el Faraón. Aquí comienza el segundo periodo de la epopeya de "Israel" como pueblo. Jacob pasa a llamarse Israel; pues el nombre de Israel (el que pelea con Dios) le había sido dado por Dios, cuando lucha con un “Ángel” durante todo la noche y no cedió.

Segunda etapa.

La permanencia en Egipto del pueblo de Israel, anunciada por Dios, dura unos 430 años y va desde la acogida magnifica dispensada por el Faraón amigo de José, el cual los instala en Gosén en el Alto Egipto, hasta la esclavitud de la cual los rescata Moisés obrando grandes milagros (las diez plagas). El Faraón, después de todos los males que caen sobre su pueblo, decide dejar ir a los Israelitas con sus ganados y todos sus haberes e inclusive con regalos otorgados por sus amos. Con él se inicia el tercer periodo de la odisea de un pueblo.


Tercera etapa.

La salida de Egipto, el Éxodo, y la permanencia en el desierto, unos 40 años; marca la purificación del pueblo y lo prepara para recibir la herencia sagrada de la tierra de Canaán. Allí, en el monte Sinaí le son entregadas a Moisés las Tablas de la Ley y Dios establece una alianza con su Pueblo  “ellos serán mi pueblo y Yo seré su Dios” como diría posteriormente Jeremías (Jer 24:7). Cuando, al fin, después de muchas tribulaciones y pruebas los Israelitas entra en Canaán, viene el cuarto periodo de su establecimiento como pueblo.

Cuarta etapa.

El periodo de los Jueces es la próxima etapa donde el Pueblo de Dios, por deseo de Él, debe vivir sin reyes ni lideres constantes, sino con una serie de Jueces que los mandaban y unían cuando estaban siendo atacados por sus enemigos: de ésta manera su libertad era mayor y no dependían de una fuerza dominante que los sometiera a su caprichos y deseos; pero al estar rodeados por otros pueblos con otros dioses “visibles”, ídolos con estatuas y todo un sistema social de servidumbre a dichos dioses; como, también, con reyes y toda la parafernalia de los reinos de entonces; su continua imitación y adoración de los dioses vecinos y el deseo de tener ellos también un rey, impulsa al profeta Samuel, inspirado por Dios, a darles por rey a Saúl.  Aquí comienza la quinta etapa.

Quinta etapa

Es el periodo de los reyes, sobretodo, el de la preminencia de Israel, como nación, entre todos los estados que le rodeaban. Pero, también el de los profetas que guían y exhortan a los reyes y al pueblo a la fidelidad a Dios y a seguir sus leyes apartándose de los ídolos y de las desviaciones que se culto desarrollaba. Entre los más notables están: Samuel, quien unge a Saúl y luego a David; Natán, el censor y amigo de David; y los profetas: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Elías, Eliseo, aunque, también, Jonás, Miqueas, Baruc, etc.  Es, también, el periodo de David, sucesor de Saúl, por el rechazo que Dios hace de éste último, y de Salomón, hijo de David y su esposa Betshabé, donde el reino alcanza su máximo esplendor; Salomón construye el primer templo y recibe el homenaje de todos los pueblos circundantes, entre ellos la reina de Saba.  Pero por el pecado cometido por David al mandar a matar al esposo de Betshabé:  Urías y, el extravió de Salomón, a causa de sus mujeres, influido, por ellas, a la adoración de los falsos dioses de los pueblos que los rodeaban; causaron “la ira de Dios” y, el reino, después de Salomón, se escinde en dos: el de las 10 tribus al norte que se llamará: Israel y el de Judá y Benjamín al sur que llevará el nombre de Judá.

Séxta etapa

Después de unos años de guerras entre Israel y Judá y también, contra los pueblos circundantes, el pueblo de Israel, reino del norte, las diez tribus, es llevado cautivo a Asiria y el rey Tegaltfalasar envía gentes de babilonia y otros lugares a poblar el reino del Norte poniendo a Oseas como rey. El reino del norte, poco después, desaparece y en su lugar se establecen los samaritanos, mezcla de varios pueblos con los israelitas pobres que quedaron en el reino. El reino de Judá subsiste algunos años más, pero cuando los babilonios, con Nabucodonosor II como su rey, vencen a los asirios y los egipcios y, después de conquistar Jerusalén y destruirlo, templo incluido, (tiempo de Jeremías) deporta a los judíos a Babilonia. En Judea quedan los más pobres, como había sucedido con el reino del norte: Israel.

Séptima  etapa 

La cautividad en Babilonia, una prueba más de la intervención de Dios en el proceso de purificación de su pueblo, dura hasta la conquista de Babilonia por el rey Ciro de los medos y persas (unos 70 años), quien deja ir a los judíos a reconstruir Jerusalén. En esté periodo, aunque más tarde, se ubica la historia de Esther y el rey Asuero (Jerjes) quien libra del exterminio a los Israelitas y sitúa en puestos de alta responsabilidad a algunos de ellos. Así como la de Daniel y los leones, dos de las historias, a mí entender,  más “optimistas” de la Biblia, junto con la de Ruth. La cautividad en Babilonia fue, mayoritariamente, de las clases media y alta de los judíos, pues el campesinado y los pobres se quedaron en Judea hasta la restauración de Jerusalén y el templo, en tiempos de Ciro el grande, quien permitió a Zorobabel y otros, guiar a los judíos a su tierra. Pero si bien algunos regresaron, muchos judíos se quedaron y permanecieron por largo tiempo con los persas, los macedonios y hasta aún hoy en día.

Octava etapa

Después de la restauración del templo de Jerusalén y del regreso de los judíos, sucedieron años de incertidumbre (unos 100 años), donde los  reinos, alrededor, cambiaron y Alejandro Magno conquista el imperio persa.  Él, por un corto tiempo, deja en paz a Judea; pero después de su muerte a los 33 años, cuando su imperio es repartido entre sus generales, dos de estos: Seleuco y Ptolomeo, pasan a reinar sobre el norte de Judea y Asiria y sobre Egipto, respectivamente. Primeramente, los ptolomeos gobernaron Judea, pero en el siglo II a.C. Antíoco IV (un seléucida) impuso su ley sobre Judea y obligaba a los judíos a helenizarse. Éstos, ante la imposición se rebelan, y su lucha en encabezada por Matatías y sus hijos  (los macabeos) quienes consiguen expulsar a Antíoco y restaurar el reino de Judá, (reino de los Asmoneos), ellos lo mantienen unido hasta la conquista de Judea por los romanos en el año 69 a.C.

Novena etapa

La dominación romana es la etapa más significativa de la historia del pueblo de Israel: por un lado la muerte por crucifixión de El Mesías (Jesús de Nazaret), no aceptado por los judíos y que da origen al cristianismo; y por la otra, la destrucción del segundo templo y la diáspora de los años 70 a 150 d. C. que condujo, prácticamente, a todos los judíos fuera de su tierra y permitió la instauración en ella de diferentes pueblos aledaños. Esta tragedia que acabó con expulsión del pueblo judío de su tierra y la instauración de Palestina, por los romanos; es una de las más sangrientas historia de guerras del mundo antiguo. El emperador Tito, quién no lo era en el año 70, arrasó o permitió que se destruyera completamente la ciudad y más de un millón de personas murieron (según Flavio Josefo).

Decima etapa

La diáspora fueron años de dura lucha persecuciones, progroms y expulsiones de casi todos los sitios donde estaban. Las hubo ya en tiempos de Israel con las deportaciones a Asiria y Babilonia; luego los romanos y su destrucción sistemática de Judá; más adelante (siglo I d.C.) los sacaron de Roma. Posteriormente en la edad media, de Inglaterra, Francia y en el siglo XVI de España. Más tarde de Rusia, y el norte de Europa y finalmente la gran hecatombe del Holocausto, donde perecieron en los campos de exterminio seis millones de judíos.
La lucha duro milenios, más o menos 1700 años, donde fueron maltratados, despreciados y vejados, aunque también llegaron a gobernar naciones y ser los más escuchados consejeros. Su influencia y la riqueza de muchos de ellos, despertaron la envidia y la codicia de reyes, emperadores y señores quienes procuraron quitársela por medios lícitos e ilícitos. Por fin, en el siglo XX la esperanza renació cuando se fundó el Estado de Israel.

Onceava etapa

El sionismo, la vuelta a su tierra. Los judíos de la diáspora en siglo XIX eran el grupo mayoritario en el territorio de Palestina que estaba bajo la dominación de los otomanos (Imperio turco). Habían transcurrido  unos 1700 años, desde que los judíos habían sido expulsados por los romanos y se había formado la “diáspora”. En Europa una corriente de pensamiento judía de retorno a la “tierra prometida” llamada: sionismo, luchaba por implantar un estado en la tierra de sus antepasados; y puesto que los judíos después del año 1890 eran la mayoría en esa región, hacían valer su número para pedir su reinserción en territorio Palestino. El territorio palestino después de la 1ra guerra mundial, estaba bajo el protectorado británico y estos favorecían, en principio, la formación de un estado Israelí en palestina. Pero como, después del holocausto hitleriano, en la 2da guerra mundial, la emigración judía a palestina creció exponencialmente y los israelíes formaron agrupaciones para obligar a los ingleses a abrir la emigración que había sido cerrada, éstos dejaron en manos de la ONU el problema de la formación de un estado de Israel y otro palestino, y se retiraron del territorio, dejando a los palestino e israelíes enfrentados. En una resolución de la ONU en Noviembre de 1947, se decidió dividir el territorio de palestina en dos partes, más o menos iguales, entre los judíos y los árabes palestinos; los primeros aceptaron complacidos, pero los segundos la rechazaron y los países árabes limítrofes formaron la llamada Liga Árabe para luchar contra ellos. Cuando en 1948, los ingleses se retiran del territorio, estalla la lucha entre judíos y árabes; pero los primeros lograron contener y conquistar territorios a los segundos. De allí en adelante se han sucedido varias guerras: Yom Kipur, la de los 6 días etc. que mantienen a la región como “el polvorín” del medio oriente hasta nuestro días.

Conclusión:

A mi entender la historia de Israel como pueblo, está relacionada con la formación del “lugar” donde el Mesías, el redentor de la humanidad, pudiera surgir, vivir y padecer para cumplir el designio de Dios de redención de la humanidad, caída tras el pecado de Adán. Israel es un pueblo curioso entre los pueblos de la tierra:
a)    
     Fue el primero en creer y adorar a un Dios único de carácter espiritual e “invisible” del cual no se pueden hacer representaciones materiales.
b)    Concibe y escribe un libro donde explica la “caída” del hombre y la promesa de Dios de su redención.
c)     Espera a un Mesías (salvador) que para los cristianos es Jesús de Nazaret y para los judíos todavía no ha venido.
d)    Es un pueblo, si se quiere insignificante, comparado con otros grandes pueblos de todas las épocas.
e)    Es el pueblo más odiado, perseguido, y también admirado, de la historia.
f)   Es casi destruido, como pueblo, después de los romanos y sin embargo 1700 años después reaparece con fuerza y pujanza.
g)   Fue esclavizado, deportado, estigmatizado etc. en todas las épocas de su historia y sus continuas “resurrecciones” llenan las paginas de la historia, antigua y reciente.
h) Finalmente, por el momento de hoy (año 2012) sigue en lucha continua por su supervivencia con los mismos pueblos, modificados, que antes los rodeaban.
i)     No aceptaron al Mesías: Jesús; pero, para los cristianos, es el que vendrá al final de los tiempos en la Parusía. 
Y los cristianos se escindieron de ellos, pero conservan muchos de sus libros sagrados. 


 Este sucinto resumen (para no ocupar demasiado espacio en el blog), tiene como objetivo, el dar una visión rápida del desarrollo de un pueblo, a mi entender, especial, que durante más o menos 1700 años, creció, sufrió y finalmente permitió la venida del: "cordero de Dios que quita los pecados del mundo" (Is 49,1-7; Sal 40,1-11; 1 Co 1,1-9; Jn 1,29-42). Y durante otros 1800-1900 años, padeció toda clase de abusos, presecuciones y muertes de parte de un buen número de naciones, más que nada en las llamadas cristianas; hasta lograr volver a intregarse en su antigua tierra y ser uno de los pueblos desarrollados en la actualidad (2012). La ampliación y visión más completa y exacta, está dada por las referencia de árticulos que se pueden consultar, al final de esta entrada, pulsando en: REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA.

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 La necesidad de espacio en la página de las entradas nos obliga a poner las referencia y bibliografía en las paginas secundarias. Por favor hacer "clip" en referencias y bliografía si se quieren consultar. (falta completar, pero se irá haciendo...)


REFERENCIAS Y BIBLIOGRAFÍA





jueves, 28 de octubre de 2021

00.13 COMENTARIO AL ECLESIASTÉS CAP. 2






ECLESIASTES 2




Amiga mía, la Biblia narra el recorrido de un pueblo y de sus personas en un tiempo y una época determinadas; la realización, tanto física como espiritual, del pueblo de Israel, en su formación y preparación para recibir  al Cristo en un tiempo y unas condiciones espirituales determinadas. El Eclesiastés narra varias formas de indagación de la dimensión terrena y, su vacío ante la muerte y la desaparición física, es la reflexión humana ante la contingencia y limitación que muchas civilizaciones (hindú, egipcia, griega, mesopotámica) han realizado, dando, como resultado de la búsqueda, una dimensión superior que dé cabal respuesta a las interrogantes planteadas: finitud, felicidad, permanencia, vida y continuo de la persona humana. Nuestra dimensión espiritual se descubre cuando pensamos en todas esas cosas, pues el animal no se preocupa de ellas ya que no tiene espíritu y su preocupación mayor es el instante y sus consecuencias.

El capitulo 2 de este libro, hace hincapié en la “tontería” de trabajar, acumular y retener lo que deberemos dejar aquí para otros y que el tiempo destruye o modifica; y, sobre todo, la inutilidad, aparente, del hacer humano. En realidad es la visión antropomórfica y sólo humana del transcurrir del hombre en la dimensión material. “decidí satisfacer todos mis deseos” (EC 2, 3) ¿Cuáles? evidentemente los materiales; pero también la sabiduría y dice: “Advertí que la sabiduría aventaja a la locura, como la luz a las tinieblas” (EC 2, 13-14) y continua “Pero también sé que la suerte de ambos es la misma” (EC 2, 14-15); ósea que desde el punto de vista de la vida material, la vida es inútil para nosotros, pues, hagamos lo que hagamos, nada nos llena ni es perenne ni nos da la felicidad tan deseada. Y resume: “¿qué le queda al hombre de todo su trabajo y de sus fatigas en este mundo?” (EC 2, 23). Luego concluye: “No hay mayor felicidad para el hombre que comer, beber y pasarlo bien gracias a su trabajo. Pues me doy cuenta que esto fue ordenado por Dios” (EC 2, 24-25) y la inevitable referencia moral: “En cambio, al pecador le impone la carga de acumular, para dárselo posteriormente a quien agrada a Dios” (EC 2, 26)

Ahora bien, lo dicho es producto de una mente y de una época, se le ha atribuido a Salomón, pero no hay constancia de ello; lo que si importa es saber que la inmortalidad del alma humana sólo se plantea de manera explicita en el libro de los Macabeos (muy posterior al eclesiastés) y así cobra otro sentido la dimensión del trabajo y la actividad humana sobre la tierra.

La labor de cada uno es esencial, pues somos piedras de un edificio inmenso que se hace cada día y a cada instante, tanto para los demás como para sí mismo en su parte física y principalmente en la espiritual. Para los otros: la herencia del saber hacer y de las leyes, pensamientos y definiciones que han enriquecido y hecho crecer a la humanidad, aun cuando el mal ronda y obtiene beneficios en ello; pero sabemos que es en vano su lucha pues al final nada quedará de lo hecho mal. Para nosotros mismos: tanto cuanto nuestro ser se enriquece y crece o disminuye de acuerdo a nuestras obras, buenas o malas y sobre todo que el “vaso” de nuestra alma se amplía y crece o disminuye y se destruye, en las acciones de cada instante. Somos seres de “presentes” donde el acto o la volición hecha en cada segundo, permanece en nosotros inmutable para siempre, pues al pasar al siguiente segundo ya es incorporado en nuestro ser afectivo y real, la decisión, el acto o el pensamiento, voluntariamente aceptado. Somos seres que sólo tienen el segundo que pasa, pues el pasado ya fue y el futuro aún no está; en esos instantes, millones de seres humanos y no humanos, “marcan” con su acto de voluntad, la inmensa e incontable “opera” de su destino y el de los otros. La comedia humana, es la representación de toda una serie acumulativa de pensamientos, actos, odios, amor, lucha, destrucción y construcción que perdura en el tiempo y las sociedades, haciendo la vida humana diferente, rica y exclusiva en el planeta que gira solitario alrededor de su estrella. Y al final, cuando la tierra requiera sus cenizas, el espíritu de los aquellos que supieron enriquecer su camino en y por los senderos del Dios uno, trino, omnipotente, omnisciente, eterno y omnipresente, recibirán el premio y la corona reservada a los justos por y para toda la eternidad. Y para aquellos que no quisieron enriquecer su ser voluntariamente, serán excluidos de toda participación en el Reino de Amor, Verdad y Justicia eternamente.


00.12 EL PURGATORIO





 Nacemos con el estigma de la inclinación hacia el mal. Somos seres espirituales inmersos en una dimensión material, con la voluntad inclinada hacia la satisfacción de los instintos más que hacia la realidad mayor espiritual. Nuestro “pasar” por esta dimensión terrena va acompañada de todos los males y bienes formados por generaciones y generaciones de seres humanos; la realidad material está sumida en la oscuridad de los intereses primarios detentores de nuestro anhelo vital; es decir: acariciamos y deseamos aquello que es más inmediato y proporciona placer con menor esfuerzo; somos “carne de placeres e imaginación de deseos impuros”. 

La parte espiritual, siempre ignorada o por muy pocos deseada y alentada, está escondida y despreciada en el fondo de nuestro sentir y querer; de aquí que cuando “nos vamos” a la otra dimensión, la voluntad inclinada a los instintos se encuentre un una situación de desventaja frente al reclamo espiritual de nuestra esencia.

El Purgatorio o mejor dicho el Purificatorio, es la toma dolorosa de conciencia, de nuestro descuido en cultivar la verdad de nuestro espíritu, en vez de la vaciedad de nuestros instintos y como sólo los puros de corazón verán a Dios, necesitamos volver el ímpetu de la voluntad hacia la dimensión donde reside la Verdad. Para ello es necesario reconocer y rechazar todo aquello que nos alejó de Dios y reconstruir la dimensión olvidada, limpiando de actos volitivos impuros el “corazón” mediante actos de amor hacia quien es Amor. (1) (2)
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(1)http://ec.aciprensa.com/wiki/Purgatorio#Doctrina_Cat.C3.B3lica
(2) http://es.catholic.net/biblioteca/libro.phtml?consecutivo=478&capitulo=5929


00.11 LA IGNORANCIA DEL SER.







Para entender es necesario amar, quien no ama no puede "entrar" en el misterio donde reside la sabiduría.
La principal razón para no saber amar, es la soberbia; es decir, la incapacidad de poder aceptar nuestra dimensión contingente. DIOS ES ABSOLUTO y nosotros dependemos en todo de Él. Esta dependencia "crea" en nosotros una no aceptación de nuestra limitación, pues "NO NOS GUSTA DEPENDER DE NADIE Y QUE NADIE NOS DIGA LO QUE DEBO HACER".
La libertad es mal entendida y queremos ser absolutos sin tener la "dimensión de ser" necesaria para serlo.
Ser absoluto significa: no tener ni principio ni final; no necesitar de otro para ser; poder pensar todo; saber todo, estar en todo; haber hecho todo menos a mi mismo; en pocas palabras: absoluto solo puede ser quien ES. Al no poder alcanzar, ni soñando, con esa dimensión, creamos "absolutos" conformes a nuestras reglas y poder, jugando a ser diosecitos, con el "territorio" que "dominamos" y los seres a los cuales "sujetamos", con cadenas de acero, a nuestros caprichos. El mal de la soberbia es la incapacidad de aceptar la limitación de ser que nos forma. Es el no conocerse a si mismo.

miércoles, 27 de octubre de 2021

00.10 EL SECRETO DE LOS MONASTERIOS DE CLAUSURA ESTRICTA.





Hay "mundos" el la tierra del hombre. Hay sociedades y formas de vida para todos los gustos y colores. Hay maneras y grupos de todas las "miradas" sobre la realidad; pero no hay un criterio uniforme sobre la validez de unas u otras. Algunos grupos son de estudios, de pensamiento, de música, de literatura, de ciencia, de técnica etc. Otros, más radicales, de política, de raterismo, de drogas, de mafias etc. Hay de todo, pero no todos son buenos, o tienen la intención de buscar lo verdadero, lo espiritual, lo trascendente; sólo algunos "grupos", en diferentes religiones, se hacen a la tarea de "santificar" a sus miembros. Es decir, de tratar de elevar la condición humana a la dimensión mayor y más pura dentro de lo que el ser humano puede aspirar. Esto es privativo de algunas ordenes religiosas, de monasterios, lamasterios y lugares de silencio, meditación y oración; donde la "mente" pueda llegar a unirse con El Infinito Increado. Pero, ¿por qué esto es buscado cuando la vida del mundo ofrece tanto placer, bienestar y "alegría"? Porque: "Nos hiciste, Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descansa en Ti" ( San Agustín; Confesiones, Cap 1). Los Monasterios y similares tratan de ir a la fuente real y verdadera de donde todo surgió y donde todo es amado; y éso reside en nuestro interior, no en la cotidianidad del pasar entre las hombre y sociedades, hechas a la medida de sus deseos y no de la dimensión de QUIEN ES. Los monasterios, rescatan al hombre de los esquemas y preocupaciones de los seres humanos, enfrascados en sus problemas materiales y los liberan del "hacer" continuo y oscuro de las obras para la nada.

Todo lo que es máquinas, infraestructuras, esquemas políticos, filosóficos, científicos etc. desaparecerá, (San Pablo I Co 13,8-11) sólo la "mente" espiritual y el amor que se haya cosechado será permanente. Lo que los monasterios hacen es "prescindir", en lo posible, del tumulto del los "mundos" hechos por el hombre y llevar a la persona a enfrentarse a si misma, a sus fantasmas y a sus deseos y dejar que, al buscarse, se encuentre consigo misma en la profundidad y verdad de la soledad intrínsica en la cual realmente habitamos y somos.

martes, 26 de octubre de 2021

00.09 CARTA A ANGELINA SOBRE EL NICOLAISMO.









Angelina, el problema del nicolaismo es verdaderamente arduo y se puede precisar en varias cuestiones:
1) No se sabe exactamente lo que era.
2) Hay ciertas interpretaciones que son dominantes y que tienen que ver con la jerarquía de las Iglesias.
1) Algunos decían que eran aquellos que dentro de las antiguas Iglesias (Pergamo, en este caso, una de las siete antiguas iglesias fundadas por los apóstoles) había individuos que se dedicaban a corromper la doctrina de diversas maneras: vicios, juego de poder, desviaciones de la doctrina apostólica etc. Pero esto no parece corresponder al término que se emplea para definirla .Como sabes, "Nico": viene de una palabra griega que significa victoria, conquista etc. y que tiene el sentido de "estar sobre o dominar a algo o alguien" con un carácter de superioridad sobre el otro y "Laos" que significa pueblo, "gente corriente". Lo que nos lleva a lo segundo.
 2) La mayoría de las interpretaciones sobre la "herejía nicolaita" tratan sobre el problema de la jerarquía, es decir que Dios no quiere que la Iglesia esté compuesta de clases: Papa, obispos, sacerdotes, diáconos, laicos; sino que seamos todos una unidad sin más diferencia que los distintos carismas correspondientes a cada uno. Por eso el concilio Vaticano II definió a TODOS los cristianos como: Sacerdotes, Profetas y Reyes. Pero en los términos humanos la jerarquía debe existir, pues no todos pueden dedicarse a regentar y dirigir la Iglesia o las Iglesias, a enseñar y pensar sobre doctrinas y problemas que se presenta y dan origen a desviaciones y perversiones de la doctrina de Cristo. De aquí la cuestión principal: ¿es la jerarquía lo que se cuestión o el abuso que ciertos personajes hacen de su jerarquía eclesiástica? Evidentemente lo segundo. La cuestión es, desde mi punto de vista, la siguiente:

Existe el sacerdocio común como bautizados en Cristo y el sacerdocio sacramental que son funciones propias de ciertos miembros consagrados para ejercer esas funciones sacramentales, el hecho de ejercer esas funciones no hace ni mejor ni peor a la persona que los administra, al contrario: adquieren una gran responsabilidad pues deben administrarlos con limpieza de conciencia y teniendo en cuenta su limitación como seres humanos a quienes se les otorga un poder Divino. El problema es que la obsesión por la jerarquía humana, tiende a poner por encima de los demás a quienes tienen esa responsabilidad y no es así; ese don es para servir, nunca para ser mejor o especial ante los demás; las personas consagradas sacramentalmente lo son en, por y para Jesucristo y en función de un servicio de santificación de ellos y de los demás en vista del Reino de Dios. Y así, como se les otorga el poder, se les exigirá cuentas estrictas de su uso. Entonces hay dos cosas que se deben aclarar:
1) La jerarquía no es en si, ni mala ni buena, es la persona que la ejerce quien magnifica o prostituye el uso que de ella hace; la jerarquía tiene que ser justa, mensurada, prudente y saber siempre estar en el lugar que le corresponde: ha habido reyes santos, Papas santos, obispos santos, sacerdotes santos etc. pero también Reyes malvados, y Papas, obispos y sacerdotes igual; ósea el mal no está en la estructura sino en la persona, en este caso.
 2) La verdadera forma del mal está dentro de la voluntad de la persona humana que puede crear estructuras malignas o estructuras dignas de elogio y bondad, Como las ordenes religiosas dedicadas a socorrer a los necesitados o aquella dedicadas a asesinar, matar, robar o corromper a los hombres y las sociedades.
El Nicolaismo, a mi entender, era y es la tendencia a apoderarse de las estructuras enfocadas hacia el bien y la santidad de las personas, y ponerlas al servicio de intereses personales o de grupos corrompidos por la soberbia, el orgullo, la mentira y todos los males ocultos que el pecado de los hombres pretende conseguir.
No es algo meramente material, como se pretender hacer entender en varias instancias de pensamiento, anti Iglesia o anticatólica; es la necedad del pecado al creer que puede ir contra aquello que santifica la vida del hombre y le ayuda a superar su dimensión caída apoderándose de las estructuras enfiladas a hacer el bien a los otros seres humanos.
Espero que te haya aclarado algo la pregunta.
Saludos y cariños.
Jorge A Lastra

lunes, 25 de octubre de 2021

00.08 LA NUEVA RELIGIÓN.





 Hay una religión de moda en occidente, la del “buenismo”. Consiste en hacer el “bien” a los demás preocupándose por ellos de múltiples formas. Los “acojo” en mis comentarios, habló bien de ellos, aunque no siempre, cuido las formas en el trato con lo que me convienen; soy amigo de mis amigos; defiendo causas “justas”; soy solidario con los pobres haciendo verbenas, yendo a todo acto “bueno” es decir solidario, con los disminuidos, los niños, las mujeres maltratadas; el hambre en el mundo; y un largo etc. de actos y reuniones donde la finalidad es estar presente en todo acto social “bueno”. Y mientras me desvelo por los demás mi vida personal es un verdadero caos, no atiendo mi hogar, no me comunico con mis hijos y los dejo a “su aire”; no cumplo con mi trabajo como debería; trato a los “inferiores”: mendigos, sirvientes, camareros, dependientes, etc. con cierto desprecio y altanería; adulo a los superiores y, en fin, soy bueno con todo el “mundo”; eso si, que no violente mis derechos ni me hagan “injusticias”; eso no lo tolero.

El “buenismo” amor al prójimo lejano; a las causas justas socialmente válidas; a la PAZ, a ciertos héroes de las paginas de revistas del corazón; a ciertos artista y personajes sociales que me “caen bien”. En fin a las imágenes de bien, no a lo bueno. Dios está ahí pero no muy pendiente de nosotros así que o lo rechazo o no le hago mucho caso sino en las necesidades apremiantes. Bueno así es la vida y con está cultura “newageniana” recorro el vivir en alas de mis sueños… hasta que estos se rompen y yo con ellos….

domingo, 24 de octubre de 2021

00.07 LA DIMENSIÓN TERRENAL Y...






Cuando hablamos de Iglesia, se entiende, casi siempre, la dimensión terrenal de ella, pero nos olvidamos de las otras dimensiones; sin ceremonias, sin sacramentos, incrustadas en la misma vida de Dios y ya salvas, tanto la purgante o purificante, como la triunfante o gloriosa. La iglesia terrenal no tendría sentido sin la otras dos; una por ser la antesala de la Iglesia triunfante y ésta por ser la última dimensión donde la humanidad, toda la humanidad cercana a Dios, llega como punto final de la Redención. La Iglesia terrena es aquí y ahora, pero también  son, las otras dimensiones: aquí y ahora; todas están interconectadas, todas actuán unas en las otras; por eso hablar de la Iglesia terrena, olvidando la dimensión total que ellas (las tres) tienen,  es como ir un barco navegando en el desierto, no tiene sentido ni salida, permanece estático en la arena y no va a ninguna parte. Se pretende lograr aquí, en la tierra, una iglesia perfecta donde sus miembros sean "ángeles de paz y redención" de la humanidad militante y donde sus trabajos sean dirigidos a la redención material de los más necesitados, logrando así el fin máximo de la Iglesia; esto es marxismo puro y duro; la iglesia, en ese sentido, no tiene porque imitar o seguir lecciones de ninguna filosofía hecha a la medida humana;  su misma historia habla de la lucha contra la pobreza, la enfermedad y la ayuda a los hermanos y los que no lo son: La iglesia militante ha estrenado, cuidado y mantenido, cientos de miles de lugares para la ayuda de los más pobres, lo que no ha hecho es olvidar la dimensión para la cual el hombre ha sido creado, para Dios y sólo para Él.Y a Él se va por caminos que son bien conocidos por los católicos y que partiendo de los sacramentos se concentran en : Amarás a Dios sobre todas las cosas y al próximo (prójimo) como a ti mismo.

sábado, 23 de octubre de 2021

00.06 LAS RELIGIONES (parte 2)






El transcurrir de los siglos ha "purificado" muchas de los presupuestos de las religiones en general; haciendo desaparecer las crueles e idólicas y dejando florecer, de diversas maneras, el pensamiento y la conducta de otras que se aproximan más a la realidad de lo que es la Divinidad. ESTE PROCESO TODAVÍA CONTINUA HOY DÍA y si bien los parámetros principales y las definiciones dogmáticas de muchas religiones están selladas, la comprensión de lo Divino y su dimensión infinita, están bien lejos de ser aclarado y menos  explicado. Una cosa es que Dios se haya revelado y dicho lo que Él es, como hizo el Universo que somos y que espera de nosotros y otra la comprensión de la grandeza y de los misterios que para nosotros implica el Ser Divino. Sabemos que el mejor conocimiento de Dios es propiciado por el Amor; la parte intelectual, con todo y ser importante, es secundaría ante la revelación de Dios en aquel que le ama sin reservas y ama por Él a sus semejantes. El  amor a Dios es personal; Él es persona y nosotros en nuestra semejanza a Él, somos tambien personas, únicas, inviolables y determinadas en mayor o menor medida, esta condición enmarca la forma de aproximación a Él por la aceptación, más o menos perfecta, de Su dimensión de ser en la medida en que podamos conocerla; de esta manera, nos hacemos semejantes a lo amado y sus determinaciones de ser: Buenas, Santas e Infinitas, las hacemos nuestras en la medida de nuestra capacidad y dimensión de ser. La clave del conocimiento de Dios es el saber amar; sino la especulación racional, muchas veces, lleva a conclusiones racionalistas donde se parte de premisas falsas tomadas como verdaderas y se siguen conclusiones que por muy razonadas y justificadas que estén, alejan de la Verdad. Cada uno de nosotros tiene que ser "religioso" descubriendo el amor verdadero en su ser y comprendiendo, a través de él, el Amor que es Dios.

viernes, 22 de octubre de 2021

00.05 LAS RELIGIONES (parte I)















"La religión es un sistema de la actividad humana compuesto por creencias y prácticas acerca de lo considerado como divino o sagrado, tanto personales como colectivas, de tipo existencial, moral y espiritual. Se habla de «religiones» para hacer referencia a formas específicas de manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos humanos. Hay religiones que están organizadas de formas más o menos rígidas, mientras que otras carecen de estructura formal y están integradas en las tradiciones culturales de la sociedad o etnia en la que se practican. El término hace referencia tanto a las creencias y prácticas personales como a ritos y enseñanzas colectivas.”(Tomado de wikipedia)
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Como se puede ver la religión es, como hecho cultural y social, diverso en edad, lugar, cultura y propósito, en cuanto a la “visión” de la Divinidad o de la “substancia” que la determina. Pero una cosa está clara: se trata de buscar sentido de realidad trascendente, a la continua necesidad humana de un “más allá”. De una dimensión que primero explique y luego sustente, la realidad material en la cual vivimos, nos movemos y existimos. Pues esta realidad actual, por más sofisticada que la queramos ver, no cubre las interrogantes existenciales que el hombre, se ha planteado, se plantea y se planteará siempre.

Las religiones tienen dos vertientes principales:
1) Las que buscan respuesta a las interrogantes existenciales.
2) Las que son “reveladas” por Él ser que ES, de forma directa, mediante un enviado (ángel) o por el mismo Ser que Es en persona.
En las primeras los seres humanos “ponen” en diferentes formas, figuras e ídolos, sus maneras de concebir al o a los dioses que “rigen” las fuerzas de la naturaleza y los destinos del hombre o de cada uno de los hombres. Esta búsqueda ha dado como resultado, un innumerable número de deidades con características  propias que, a través de los siglos, han ordenado, “esculpido” y determinado, las sociedades que los han hecho. No es posible entender y menos percibir, la extraña influencia que ha ejercido sobre la humanidad las religiones “idólicas” y en general todas las religiones. Pero, en el caso de las idólicas, sus características eran, en su mayor parte, crueles y necesitadas de sacrificios de diferente índole. Había que “aplacar” a los supuestos dioses, lo que establece una faceta de crueldad intrínseca en la divinidad.

Hubo y hay otras religiones, sobre todo en el continente asiático que producto de una “búsqueda” intensa, sincera y prolongada de la “verdad” desde el nivel humano, consiguieron establecer una religión desprovista de las crueldades de las idólicas y que buscan a la divinidad en la dimensión de la bondad, el bien, la caridad etc. considerando la vida como algo sagrado y al hombre como culmen de un proceso: sea de purificación, sea de perfección en el ser. Estas religiones son sobre todo: el Zoroastrismo, el Hinduismo y el Budismo. La segunda de ellas, en particular, ha sido determinada por condiciones de sincretismo y perfeccionamiento en la dirección de la “espiritualización” de sus creencias, a través de los siglos y al contacto con otras creencias de otros pueblos y culturas.




jueves, 21 de octubre de 2021

00.04¿QUÉ ES LA SANTIDAD?






La santidad, a nivel humano, es la trasformación del espíritu del hombre, de cada uno, en un ente semejante a Jesús, el hijo del Padre.

Dos cosas determinan esta definición:

1) El amor ama lo que es semejante a sí mismo porque siendo perfecto, nada diferente a Él lo es en la misma medida y la semejanza es perfecta en la medida que se asemeja al Ser que es la Perfección


2) Al tener “imagen y semejanza” con Dios, nosotros, los humanos, poseemos atributos en nuestra esencia, semejantes a los de la divinidad pero en grado equivalente a nuestra determinación de ser.

Estas afirmaciones nos llevan a la creencia de que la santidad sólo es realizable si nos hacemos lo más semejantes posibles al Hijo de Dios hecho hombre, quien “encarnó” en su esencia divina y humana la perfección total como Dios y como hombre.


Ahora bien, la santidad que la Iglesia proclama tiene también dos vertientes:

1) La comprobación de la “semejanza” con Jesucristo, mediante la observación de sus “virtudes”.


2) La afirmación “dogmática” de la Iglesia  de que la persona declarada Santo, está gozando de la vida eterna en la dimensión del Padre.


La veneración y oración que se dirige y da a los santos, es en función de su cercanía o proximidad a la “volición” y “deseo” de Dios para “escuchar” y “premiar” a quienes le han sido fieles, tratando de hacerse lo más parecidos posible a su Hijo Jesucristo.

No hay nada que no proceda de Dios; pero Él desea hacer partícipes de su poder a aquellas creaturas que han luchado y deseado parecerse a la Esencia de la Divinidad, en la medida de su potencia de ser.


De todas formas todo ser humano que, aquí en su vida mortal, consigue su elevación a la dimensión de Dios o bien los que son “purificados” en el más allá, son santos, al estar por siempre en la presencia y dimensión de Dios, Trino y Uno.

miércoles, 20 de octubre de 2021

00.03 SÍNTESIS DE LA FE CRISTIANA-CATÓLICA.



El universo fue creado por un Ser que no tiene principio que siempre fue y siempre será.
El universo fue creado porque el Ser que lo hizo es Amor y el Amor es donación.
Nada de lo hecho fue hecho sin Él y nada está fuera de su control y alcance.
Nada existe más allá de Su creación.
Todo lo que es, es por Él, en Él y para Él.
Desde siempre engendró a su Hijo y el Amor entre el Padre y el hijo formó el Espíritu Santo, iguales en dignidad, gloria y poder, Dios único en tres personas: tres “Yos” en una sola entidad esencial.
Después creó seres espirituales puros, en una escala de mayor a menor en cuanto a potencia de ser y entendimiento, dotados de libertad de acuerdo a la dimensión de su ser. La libertad de estos seres fue probada para ver, si su posibilidad de amor, se mantenía ante situaciones que desafiaban su comprensión y su conocimiento, para así demostrar su confianza en la Sabiduría Infinita de Dios. Algunos, no quisieron servir, o sea no aceptaron que su ser no pudiera captar, lo que Dios les permitía saber como secuencia de Su Creación y donde seres “inferiores” en potencia de ser, por acción de la libre Voluntad de Dios, los surpasaran en dignidad, poder y conocimiento.


Estos seres espirituales que no aceptaron “servir” actúan en contra de los parámetros y designios del Dios infinito, en una continua rebelión, inútil, inmisericorde e inmerecida, para con el Ser que los hizo; que “altera”, sin poder modificar, los principios y leyes de la Creación: ellos son el principio y origen que sustenta lo que llamamos: Mal. Pero dado que su potencia de ser, nunca puede, ni por asomo, alcanzar la potencia Infinita de Dios: están “condenados” a vivir sin el Amor del Amor, en un continuo desespero de búsqueda donde no se encuentra lo deseado, porque lo deseado no lo han sabido aceptar. Estos seres, cuando la creación material alcanzó su culmen en el hombre, ser material y espiritual a la vez, hicieron que cayera en la contradicción de negarle al Creador la obediencia debida, a Quien sabe que es lo mejor para sus creaturas y quiere el máximo bien para ellas. La prueba de Adán y Eva, fue eso, prueba de su libertad y de voluntad de hacer “caso” sólo al Ser de seres. La Biblia narra en forma de una parábola, no sabemos si real totalmente o parábola en si, este capítulo donde se precisa el proceso y las circunstancias de la “tentación”. El hombre cayó, no siguió fiel en la obediencia a su Creador y la voluntad desviada se expandió en los seres que fueron engendrados después de ellos, hasta consolidar el mal en la especie humana.


Pero Dios, no abandonó a la criatura disminuida y vejada, dejó pasar el tiempo e hizo una promesa de libertar al hombre; pasaron los siglos y cuando el tiempo dispuesto se cumplió, escogió a un hombre para que formara un Pueblo, su Pueblo, donde saldría y se verificara la promesa y el destino de la liberación del hombre del “pecado” y de la muerte. Este hombre, llamado Abraham, fue probado y hallado apto y de él surgió el pueblo donde nacería Aquel destinado a redimir la voluntad torcida por la desobediencia, al hacerse “obediente hasta la muerte y muerte en la cruz” (fil 2,8) y así compensar la desobediencia inicial y las subsiguientes. Jesús, hombre y segundo “Yo” de la Trinidad que es Dios, encarnado en el seno y nacido en y de una jovencita Virgen, antes, durante y después de su concepción y nacimiento; fue el “cordero de Dios” que asumiría en su supremo acto de obediencia, la culpa de toda la humanidad, de antes, de ese momento y del futuro. Así se realizó la obra de remisión de todas las brutalidades, orgullos, asesinatos etc. que los hombres cometieron, cometen y cometerán, hasta el fin de los siglos.


Pero la obra de la redención no fue sólo la muerte, pues Dios es Dios de vida. Jesús una vez muerto, por su propio poder, se resucitó; y dió la fuerza para que, quien quiera destruir el mal que hay en él y en el mundo, lo consiga. No nos privó de nuestra libertad, pero puso la fuerza de Su Espíritu, el Espíritu de Dios, 3er “Yo” de la Trinidad, para que, quien quiera, logre lo que parece imposible: la redención de su propio mal y el de la humanidad.

A la vez nos dio la esperanza de la vida sin final en el reino de gracia y del amor que es y será el suyo, cuando todos los seres humanos, llamados a la existencia, hayan cumplido su término de vida y libremente elijan su destino. En ese momento “no habrá más llanto ni dolor ni lágrimas porque el primer mundo ha desaparecido” (Ap 21,4. San Juan)  Y así se restituirá la dimensión que en hombre se negó a si mismo por su desobediencia.

martes, 19 de octubre de 2021

00.02 SOBRE LA TRINIDAD DE DIOS. ( reflexión precaria)




La denominación de "Padre" presupone generación, es decir: procede de..., Luego el Hijo procede del padre por generación , no por creación. 

El Padre es el Ser que ES, donde Conocer y Ser son una misma cosa; como el Padre se conoce perfectamente a Si Mismo, genera una persona exactamente igual a Él: el Hijo. Y como el Padre no tiene principio, tampoco el Hijo tiene principio, pues desde siempre, el Padre, se conoce a Si Mismo. A la vez como el Padre Es Amor, (definición de San Juan en el comienzo de su evangelio), el Hijo es tambien Amor y ése Amor, de las dos personas, es comprendido, aceptado y vivenciado en su totalidad,  generando otra persona: el Espiritu del Amor, el Espiritu Santo. Y como el Amor entre el Padre y el Hijo, es desde siempre, el Espiritu Santo también es desde siempre; y siendo el Amor la totalidad de cada uno e igual, exactamente igual, en cada Persona, Dios es Uno y Tres, pues no hay diferencia en la Esencia, ni en Nada entre los tres "YOS" que forman su Trinidad.

El misterio es tan profundo como la dimensión que Dios tiene, la cual es infinita. Lo que nosotros podemos entender es sólo un suspiro en la infitud del Ser, pero para acercarnos a Él en lo posible, nos permite "comprender", de manera muy imperfecta, su realidad de Ser. Dios es nuestro Padre, por donación de su hijo Jesús y quiere ser Íntimo a nosotros, en la medida que podamos y Él nos inspire y permita, desde nuestro deseo de llegar a Él.

Dios es Amor (San Juan)

lunes, 18 de octubre de 2021

00.01¿QUIÉN ES DIOS?







Nada ni nadie puede hablar de Él, sino Él mismo, pues su dimensión de ser es Infinita o sea no medible, no comprensible, no alcanzable por nuestra limitada inteligencia y comprensión; pero como Él nos habló y nos habla mediante Su Palabra, podemos saber de Él varias cosas:

1) No hay ningún ser como Él: Eterno (siempre ha sido y siempre será), Omnisciente ( lo sabe Todo), Omnipresente (está en Todo), Omnipotente (lo puede Todo).
2) Creador de todas las cosas y seres visibles e invisibles ( angeles )
3)Redentor, salvador de los hombres y hombre encarnado Él mismo.
4) Murió y se resucitó por su propia potencia de ser.
5) Vive y vivirá por siempre en su Reino de Gracia, Verdad, Amor y Belleza.

¿Por qué el hombre no lo entiende, acepta o creé en Él?

Porque los seres humanos tenemos una inteligencia limitada, comparada con las dimensiones de conocimiento de lo material; que será si hablamos de lo transcendente ( lo que nos es de orden material).

La estructura normal del pensamiento, bien dirigida, puede llegar a tener conciencia de un ser superior que ha hecho y dirige todo; pero las estructuras de la inteligencia dañadas por la pretensión de creer saber más de lo posible o creyendo que, como ya sabemos tanto, lo demás será facil saberlo y empleando métodos de análisis solamente válidos para determinar ciertas y algunas relacciones, entre las cosas del universo material, creé que puede, mediante ese mismo método, determinar aquello que por su naturaleza depasa la potencialidad de la lógica humana.

Porque los seres humanos llevamos la tara, en el ser, de la caida inicial que oscureció la luz de la razón en beneficio de los instintos animales y conlleva la inclinación constante de poner como primero, lo que no lo es en el orden del ser.

A Dios se llega por el amor y el amor es un sentimiento, no un razonamiento lógico; pero tampoco es una emoción sensible, ni un sentimentalismo primario o animal; el Amor es volición del alma en un todo limpio, perfecto y total, hacia un ser que puede y hace esa manera de conocer, pues Él es Eso.

Una sola manera de expresar a Dios la escribió San Juan evangelista al comienzo de su Evangelio:

Dios es Amor.