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sábado, 11 de noviembre de 2023

00.35 LA QUINTA PALABRA.







LA QUINTA PALABRA

“TENGO SED” 

El hombre que muere en la cruz sufre de sed. Cristo muriendo tiene sed.

Mi inteligencia no puede entender como Dios se somete a semejante tormento, cuando puede, el que es todopoderoso, no necesitar nada. Y la respuesta de mi humana condición es que como hombre no quiso evitar nada de lo humano, salvo el pecado, fueran como fuesen las condiciones a las cuales fue llevado por la estulticia de los hombres.

Dios con nosotros acepta, asume y eleva nuestra condición de hombres a la altura de la dimensión de Dios y sin dejar de ser Dios se hace plenamente hombre. El dolor, el sufrimiento, la tristeza, la traición, la calumnia, el cansancio, el desánimo son como purificados y elevados a una nueva dimensión de vida mediante la aceptación.

“Tengo sed” es una simple frase que manifiesta una carencia, pero en este caso extrema, de la necesidad física de un ser humano. Se le acerca una esponja empapada en vinagre y es rechazada. Nada debe disminuir la aceptación plena del padecer; la entrega total y completa del sufrir, haciendo así la voluntad del Padre, para purificar y compensar las desobediencias de los hijos. Pues el martirio de Jesús es eso, la compensación de los actos de voluntad torcidos de los hombres, por la obediencia sin mácula del Hijo de Dios hecho hombre para ese fin. Dios no pidió a ningún ser humano que padeciera por los otros, primero se hizo Él hombre en la persona de su Hijo y padeció, para restituir a la voluntad torcida por el pecado, la voluntad de obediencia a quien sabe perfectamente lo que es mejor para nosotros y así restablecer el equilibrio en lo humano de aquello que debió haber sido. Luego, quien quiere y acepte seguir libremente y en paz ese camino, será asimilado a la gloría del Hijo en la “nueva Tierra y el cielo nuevo” prometido.

“Tengo sed” es la manifestación de una pequeña parte del sufrir aceptado que muestra la voluntad absoluta de entrega, para compensar el desvió, hacia lo que no es, de los actos torcidos de los hombres que rechazan la Verdad que les han regalado.

“Tengo sed” es expresión de sufrir para mostrar lo humano de la naturaleza de Jesús y el no rechazo de ninguna forma que pudiendo obviar, acepta, de su humanidad.

Y así, la siguiente frase, la sexta palabra, cobra todo su significado. 


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